miércoles, 21 de mayo de 2008

100 ESCRITORES JÓVENES DE MÉXICO


Por: Fernando Trejo

Quien haya dicho que Chiapas es “tierra de poetas” no está del todo equivocado, pues en la edición 400 del Semanal “Día Siete” del periódico El Universal, vienen seleccionados 6 escritores chiapanecos de los 100 publicados.
La ciudad de México es la que más acapara con 37 jóvenes dedicados a la literatura, después está Chiapas. El primer chiapaneco que aparece en esta lista en la posición número 6 es Alberto Bautista Villarreal (1984), estudiante de Lengua y Literatura de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), quien obtuvo el premio de cuento Punto de Partida 2007 de la UNAM y el Premio Universitario de Poesía Joaquín Vásquez Aguilar 2006 de la UNACH.
Después nos encontramos en la posición número 13 a Raúl Burgos (Raúl Vásquez Espinosa) nacido en la ciudad de San Cristóbal de las Casas en 1981, quien es ahora licenciado en Lengua y Literatura Hispanoamericana egresado de la UNACH. Obtuvo además el segundo lugar en el Premio Estatal de Poesía “Raúl Garduño”. Raúl, junto con Mario Bautista y Marco Castañeda forman parte del Consejo Editorial del semanario cultural “El Hacedor”, publicada en El Diario de Chiapas.
Al revisar la “extensa” pero breve lista del Semanario, pasamos por jóvenes escritores reconocidos ya a nivel país, tal es el caso de Luis Jorge Boone (1977) recién galardonado con el Premio Nacional de Poesía Joven “Elías Nandino 2007”, máxima distinción para un joven poeta en México; de Hernán Bravo Varela (1979), letrista de la banda sonora de la película Frida (2002), ganadora del Óscar, y virtual vocalista de Acetona, una orquesta de jazz, que igualmente obtuvo este premio dejando desbancado a Julián Herbert, poeta joven acapulqueño del 71, residido en Coahuila y vocalista de la banda de rock Las Madrastras.
En la lista aparece en la posición 24 el joven novelista Daniel Durán Ruiz (1981), originario de Tonalá, Chiapas y licenciado en Lengua y Literatura Hispanoamericana por la UNACH, quien ha sido becario del FONCA Y FOESCA. Durán Ruiz colaboró con el proyecto de investigación “El exilio español en Chiapas” en 2003-2004.
En el lugar 54 se encuentra el “coiteco” René Morales (1981) publicado en el colectivo Espacio en disidencia (Praxis, 2005), donde comparte lugar con Iván Cruz, Leopoldo Lezama, Rafael Mondragón, Luis Paniagua, Luis Téllez y Alberto Trejo, quienes también aparecen en este compendio de la joven centena literaria. Saúl Ibargoyen, en el prólogo del libro dice sobre Morales: “originario de Chiapas, recoge, probablemente de su tierra natal y/o las tradiciones literarias, un imaginario habitado por animales diversos, más allá de lo curioso del título, Bestiario del perro, que quizás englobe más textos”.
Lavin Cerda también habla sobre Morales:
En René Morales hay un modo inhabitual de vincularse con algunas criaturas. Es casi el delirio. ¿Más bien el sufrimiento? Un delirio que, sin embargo, no se desborda. (…) El oído de Morales no se ciñe tanto por la medida de los versos como por los cambios de temperatura emocional. El versolibrismo anida en su espíritu, así como en el de sus grillos, urracas, hormigas gatos y otros seres del reino animal.

martes, 29 de enero de 2008

DEMOLIENDO HOTELES

Foto: Fernando Trejo


La literatura expresa a la sociedad; al expresarla, la cambia, la contradice o la niega. Al retratarla, la inventa; al inventarla, la revela. Octavio Paz


Por: Luis Daniel Pulido

Poetas Inc.


Cuando lo absurdo adquiere un sentido de desdoblamiento hacia la sociedad y ésta elige un mundo contrario a los hechos, la sinrazón se vuelve un contexto colectivo. Todo parte de un hecho singular : un pueblo en lucha consigo mismo.


La pluralidad es una síntesis autoritaria procesada a través de los medios, y tanto política y democracia, suelen ser más que una apariencia, es ejercer vida social a pesar de bancarrotas morales y éticas. La sociedad es una lógica perturbadora y violenta que corresponde a una interminable oferta de simpatías y fobias.


O negro o blanco, el oficio de ser ciudadano no requiere de texturas, conoce las reglas y resume su trayectoria en el voto; el resto del desastre se acomoda en la barbarie cultural, como única certeza de opinión. Podemos ser los más pobres, pero no aniquilarnos la estirpe: somos tierra de poetas.


1994


Fallaron los puentes, los vínculos y se multiplicaron los vacíos. Una realidad social sin aire acondicionado se apropió de los detalles; el lugar inmediato fue una guerra.Cinco siglos en donde sueños y dudas evidenciaron lo tantas veces demostrado: jamás ahondamos en las posibilidades de la inteligencia.


Toda la información disponible se volvió un tour, una postal, la ubicación geografica de nuestro más remoto pasado: la ineptitud y la indiferencia.


Democracia en off-side


La responsabilidad tanto en lo interior como en la cúspide política y social, se transfigura en provincias resentidas y saturadas de régimen y fraude electoral. Provenimos del saqueo, destierro y exilio; queramos o no, concluímos en el mismo vértice donde el menosprecio hacia lo indígena nos hace imprecisos y difusos. Para la vida y salud de las altas clases sociales, la entereza cívica de un guiño de complicidad.Viva la democracia y los servicios sociales ofrecidos; ejemplos: el antro y los Jaguares de Chiapas.


Showbussines


La diversidad implica clases, sectores que se confrontan. El poder es selectivo, se piensa a sí mismo y hace de espejo: censura y racismo es el denominador, el reflejo inapelable de los agentes; en ello, toda realidad no está exenta de Secretarías de Turismo y Desarrollo Social.


La sociedad tiene que readaptarse a estos programas estéticos donde el analfabetismo y la pobreza son signos emocionales y no intelectivos. Todo cambió y el valor de uso del retraso donde estamos inmersos redituó como manual de supervivencia, cuyos caminos insospechados nos regresan a las más terribles formas de cinismo: la corrupción, el ecocidio, la high society, los partidos políticos.


The time is money.


¿Quién se atreve a modificar el futuro?

LA PIEL QUE ME PROTEGE

Foto: Fernando Trejo

Quién sabe si esta piel que me protege, cortará con sus vellos cualquier simulación de corta inspiración. Quién sabe si la corta palabreja que yo escribiera antes o después, va a salirse con la suya y andará de vaga por las latitudes del poema. Quién sabe si el tiempo corto encanecerá de viejo y no podré jamás cortar un tulipán para jactarme de este verso.
A dónde, pues este mi pueblo que agoniza. A dónde mis pies lacerados por el ruido que me ahorca. A dónde las voces de todos los putillos bordadores de míseras palabras. A quién voy atender mañana por la voz y soltarle dos que tres puñetazos para esa su malalengua y malamaña.
Quién sabe si esta piel con la que escribo me proteja. Me reserve y me preserve para nuevas concordancias. Así es la voz del niño que nació bajo la voz del precoz cuerpo de su madre. Así es la lengua que no escupe ni vomita verborrea. Allá, pues, los que ladran. Los que piden el pan jalándose la pija por no saber dónde cavar un hoyo y meter un pie que no camina. Porque no tienen pechos dónde eyacular, ni vaginas donde entre su raquítico zancudo a morder la manzana de la vida.
A dónde irán sus vértebras tan curvas. Qué terca su andanza de cortar la hazaña de gritar y no escuchar la brecha menos belicosa. Ellos, los que ladran con ganas de ser lunas, de bajar al sol con una soga al cuello, andan muriéndose en las calles, llevan el brazo bajo el libro y este los circunda, como cuando niños, el filoso bisturí los dejó incautos y verduzcos. Una clase más en extinción.

Fernando Trejo